Samuel Iglesias nació hace 29 años en Vilagarcía de Arousa. Ingeniero de profesión, desde hace cuatro reside en Santiago de Chile, donde ejerce como hidrogeólogo de una consultora ambiental que trabaja, principalmente, para compañías mineras.
Esta semana pudo vacunarse con la fórmula china Sinovac y su opinión sobre la forma en la que el país andino está abordando este proceso difícilmente podría ser más positiva: «Está siendo todo superordenado y a diferencia de lo que se hace en España, donde por lo que he leído te van llamando, aquí solo tienes que acudir a un centro con tu cédula de identidad y un certificado médico que acredite que sufres una enfermedad o un certificado que indique tu profesión».
Samuel relata que las primeras dosis de Pfizer fueron inoculadas al personal sanitario de primera línea durante el mes de diciembre. La vacunación masiva arrancó el pasado 3 de febrero, con la llegada de las dosis de Sinovac desde China. «A partir de entonces se planificó por rangos etarios partiendo de los mayores de noventa años, tanto gente sana como con enfermedades de base, hasta llegar a los sesenta años, aproximadamente hace unas dos semanas», precisa el ingeniero arousano. En este último período, el sistema chileno está inoculando a la población que padece enfermedades base, cuyas edades oscilen entre los 16 y los 59 años. «Como hace un año me detectaron una pequeña cardiopatía congénita, a mí me tocó ahora», añade.
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